
Death Note, adaptación en imagen real del manga del mismo nombre (del que también existe una serie de anime), engancha tanto como el material original en el que se inspira (según han contado los que lo han disfrutado).
Ante mi desconocimiento casi total del cómic, disfruté de los inesperados giros de argumentos, trampas y argucias a los que Kira somete a sus perseguidores, en un juego del ratón y el gato contra su oponente L.
Es un enfrentamiento de la Omnipotencia de Kira para eliminar a quien desee limpia e impunemente contra el Omnisciencia de L, que lleva la lógica hasta el extremo para cercar a quien parece imposible, no solo atrapar, sino tan solo identificar como el asesino de masas Kira.
Fantasía y estratagemas detectivescas muy entretenidas, que dejan con ganas de ver de inmediato la segunda parte (Death Note: The Last Name), donde esperamos continuar viendo la evolución de Kira de anónimo héroe urbano a maquiavélico asesino sin escrúpulos en la línea de grandes villanos como el Kaiser Sozé de Sospechosos Habituales o el John Doe de Seven.
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