
El tono no es melancólico ni triste en exceso, ya que esa no-existencia debe reflejarse de manera irónica y escéptica. No aparezco como un no-muerto, nisiquiera como una vampiro andaluz. No, soy como ese nombre que les suena de oídas a la gente, como alguien que dicen recordar pero que nadie sabe qué fue en realidad de él. como ese recuerdo inventado que ya se pierde entre las enredaderas que suben por un muro de un solar envenenado, sin tristeza, sin pérdida, como no hay memoria no hay existencia. El trabajo oculto consiste en hacer recordar a los vivos que el protagonista existió y que vuelve a el mundo como alguien re-conocido. Con un traje de foto antigua, por ejemplo. Hay también un final felíz y todo eso.
Comentarios