Quizá "El sol del futuro" no sea exactamente la película que uno espera del antaño alegre y vital Nanni Moretti, pero es el film que te llega al corazón. Moretti, en su depresiva madurez, consigue una película de belleza inigualable, su Ocho y Medio, sé que es una comparación manida pero verdadera; no solo ama el cine, sino que es profundamente italiano, y como tal, aunque a veces pedante y redicho como también lo fue en algún momento Battiato y todo intelectual y artista transalpino que se precie de serlo, sabe poner la emoción en su sitio. Autocrítico, no tan narcisista como se le supone, el personaje Morettiano habla y habla, no escucha, quiere imponer su visión que él ya sabe vacía, inútil y fuera de tiempo, pero tiene la grandeza de dejar que sean otros los que hablen y construyan su historia de amor. El personaje de Moretti, el director, ve como su tiempo se acaba, su antigua ideología se transforma, su hija hace lo que quiere, pero aporta también su granito de arena. No quiere dejar marchar a su mujer, que también tiene su voz, y todo parece conducir a su propio final. Pero no, es una película optimista al fin y al cabo, llena de pulsión de muerte propia, de quitarse de en medio, de ceder el paso a otros, pero danzando.
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