Se puede decir que ya estamos implicados en el fenómeno global de las series americanas de última generación. (Esta frase la escribí en el borrador de un artículo para este blog, hace 11 años. La recupero como justificante para revivirlo, pues yacía flotando en la red, nube o servidores en línea durante demasiado tiempo sin ser actualizado. Son malos tiempos, quizá aún peores, para poner en marcha algo creativo que no genere dinero. Y menos todavía en un formato pasado de moda, sustituido por las stories en Instagram, Facebook o los videoprogramas de Youtube, o los vídeos cortos de Tik Tok. Hoy todo el mundo cuenta su vida, muestra sus aficiones o explica sus conocimientos por medios audiovisuales, más o menos justificados. Llegaron las plataformas para quedarse, generando y distribuyendo miles de contenidos de series y películas, en un número inabarcable, con lo cual, analizar tanto producto al final se ha convertido en un muestreo de preferencias personales. No se sabe cómo regresaremos a las salas de cine, si es que regresamos. La experiencia cinematográfica ha cambiado, y lo único que se me ha ocurrido en este confinamiento obligatorio, es recuperar este viejo blog y hablar de alguna película, de algún recuerdo, de algún episodio, de la tele de antes o de la actual. Nada diferente a lo que puedan contar otros cientos de miles de canales de todo pelaje y condición. Un blog era una novedad en la primera década del siglo XXI, por no decir en el primer lustro, y que entró en decadencia en la época en la que empecé a escribir este artículo, por el año 2009. El tiempo ha pasado muy rápido. Mi padre nos inoculó a mi hermano y a mí esta pasión por las películas, y así seguimos, sin ninguna ambición más allá de la de disfrutar. Rebienvenidos sean uds. a Cinéma Geneviéve).
Blog de películas, en una época en la que ya nadie lee blogs y donde no se sabe si el cine se seguirá proyectando en salas o sólo en plataformas, tabletas y teléfonos móviles.
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