Vi
hace poco la serie de tv El joven Papa, de Paolo Sorrentino. El
argumento trata de un joven Papa norteamericano, huérfano y
heterosexual, muy estricto moralmente y ultraconservador, que nunca
enseña su rostro a los fieles, porque quiere salvaguardar
el Misterio de Dios. En una de sus polémicas Encíclicas, condena la
homosexualidad y expulsa a todos los prelados homosexuales del Vaticano.
También combate a los falsos misioneros que se lucran en África y
sobretodo, es muy duro con la pederastia dentro de la Iglesia. A su
alrededor, todo es corrupción y pecado. El Vaticano es un nido de
serpientes intrigantes y con intereses ocultos. Se ven las luchas de
poder para apartarle y poner a otro Papa más abierto y flexible con los
chanchullos. El joven Papa, a pesar de sus dudas espirituales, no cede
ante la Curia. Mantiene el silencio de la Iglesia, no se promociona, no
sale en los medios. Él es casto, aguanta las tentaciones de la carne, y
sobretodo, va aprendiendo a perdonar y a compadecerse de sus semejantes.
Poco a poco, los que le rodean, van conociéndolo y piensan que es un
santo. Y eso que él duda de la existencia de Dios. Y dice una frase
sabia sobre esto: Los que creen en Dios, en realidad no creen en nada.
El joven Papa intenta ser coherente, que sus hechos sean consecuentes
con sus palabras. Al final, su mano derecha, un cura alcohólico y
homosexual interpretado por nuestro Javier Cámara, uno de los mejores
personajes de esta serie, le reprocha su inquina a los homosexuales en
la Iglesia. Y el Papa, siempre sabio y directo, le espeta : ¿Pero no te
has dado cuenta que al elegirte como mi consejero, ya estoy cambiando mi
opinión sobre la homosexualidad?. Siendo una persona herida en su
infancia por el abandono de sus padres y torturada por eso, siendo una
persona que no logra hallar dentro de sí esa Fe que se le presupone a un
Papa, alcanza a AMAR a sus semejantes. En el último episodio, y perdonad
que lo cuente, revela su rostro en la Plaza de San Marcos y allí muere
de un súbito ataque cardíaco. (Simbólicamente representados sus padres
hippies como Jesús y María, el Papa huérfano es como todos nosotros,
huérfanos de Dios, al que no sentimos ni vemos. Pero Amando a nuestros
semejantes, sin juzgarlos, llegamos a la compasión, al perdón, a la
aceptación del otro como es, igual que nosotros. El Papa muere cuando
logra vislumbrar, entre la multitud, a sus progenitores envejecidos,
cuando halla al Padre y a la Madre, después de su felíz transformación
en una mejor persona.) A mí me ha impresionado esta serie. Como la
película Silencio, de Scorsese, una maravillosa obra teológica. Nunca he
comprendido mejor el Cristianismo que con esta película. Ningún cura,
ningún catecismo me hizo entender la experiencia de la Fe como esta
cinta. Películas muy humanas, humanistas querría llamarlas. Aún tiemblo.


Comentarios