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Paterson : "Cae el agua, cae el agua..."

Ayer vi "Paterson", de Jim Jarmusch, director indie que me demostró que lleva años preparado para hacer películas más ambiciosas en Hollywood, sólo que no quiere. Se me hizo un poco larga, y no solo a mí. De los cinco que estábamos en la sala, dos espectadores se marcharon antes de que acabara, y los únicos que aguantamos, además de mí mismo, fueron un cura y su acompañante. Antes de entrar, recelaba del doblaje, porque este tipo de cintas prefiero visionarlas en versión original con subtítulos, pero la verdad es que está muy bien doblada, y subtitulan los poemas que salen impresos en pantalla. Para mí, lo mejor es Paterson, la ciudad de New Jersey, y su gente, a la que quiere reflejar y homenajear. Pero tengo un problema con la forma en que Jarmusch lo ha hecho, porque siento cierta impostura. Yo hubiera contratado a gente de la calle, actores no profesionales, para darle más sabor documental. Adam Driver y Golshifteh Farahani están estupendos los dos, tienen química como pareja. Y sus conversaciones en el hogar te hacen participar de su intimidad y buen rollo. A veces le perjudica su tono de comedia, porque no acaba de mezclar bien el relato de la inspiración poética con la comicidad de las situaciones, aunque se entiende la relación. El protagonista tiene una actitud zen ante la vida, nunca se enfada, es observador y atento. Escucha las chorradas "artísticas" de su mujer con una leve sonrisa de cachondeo, pero con una paciencia y comprensión infinitas. Asiste a las vicisitudes de los clientes del bar que visita con asiduidad, con la risa amistosa siempre a punto. Pero parece no querer participar del todo, hasta que explota una situación final. Pasa por la vida como reconcentrado en sí mismo y su poesía, versos que más que poéticos, parecen periodísticos. El micropoema de Williams Carlos Williams que lee en la cocina, debe gustarle al protagonista, a su mujer y al director, porque no sé si en inglés sonará mejor, pero a mí me dejó frío. Las lecturas en directo de textos casi siempre quedan fatal en el cine. Para mí, hay una escena central que resume al personaje y a la historia, y que llegó a emocionarme: (Porque muy pocas veces el cine de Jarmusch a mí me emociona, es demasiado referencial de lo que le gusta en música, cine, etc..) cuando el conductor de bus-poeta charla con una niña que ha escrito en su "libreta secreta" un magnífico poema lleno de sensibilidad. Y creo que nos quiere decir que en todos nosotros hay un potencial de belleza artística, de expresión de nuestras emociones y sentimientos, independientemente de que vivamos de eso o no, o de que nos formemos en esas actividades humanistas. Lo vemos en su bella mujer persa, que tanto decora unas cortinas como hace unas cupcakes originales, y que siempre le está insistiendo en que publique su poesía. Esa pequeña ciudad, Paterson, me recuerda a tantas pequeñas y medianas poblaciones donde no se sabe bien por qué, abundan los artistas. Mi ciudad natal es Córdoba, y está llena de poetas, oficiales, subvencionados y en la sombra. Como está llena de músicos, pintores, cortometrajistas, y conductores de autobuses donde también se averían éstos. Y por cierto, yo también estoy ahora sin smartphone, pero no por una elección snobista, aunque estoy de acuerdo con la opinión que tiene el protagonista sobre estos teléfonos móviles.

La resignada felicidad en Paterson (película de Jim Jarmusch ...

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