
Viendo en el cine
Nerve, rodeado de adolescentes y
preadolescentes, me vi más señor padre y mayor que nunca. La película no
estuvo mal, muy actual sobre el impacto de internet en el
comportamiento de la gente joven, y por extensión, sobre todos nosotros.
(Cada vez hay más gente mayor en facebook. Los jóvenes huyen con razón
de aquí). Le robé el asiento a un grupo de chavalillas de 11 o 12 años
como mucho, a las que como padre no sé si recomendaría ver esta peli.
Después
de devolverle su asiento, me fui
a uno de los pocos que quedaban libres ( el éxito de esta peli no me lo
explico, debe ser que les habla de su mundo y salen actores guapos de
su edad) y se sentaron a mi lado unas chicas de 17 o 18 años, quizá 20 (
ya no distingo esos rangos de edades) que muy identificadas con la
prota, comentaban temerariamente que ellas harían lo mismo en el
peligroso concurso de la peli. Si como dice mi hermano, la cinta es casi
una alabanza a la estupidez humana donde los personajes no parecen
aprender mucho. Yo discrepo, porque por lo menos se dan cuenta que la
historia se les ha ido de las manos y buscan las herramientas para
destruir el juego y ser libres, como en otra vuelta de tuerca de Los
Juegos del hambre y El show de Truman. Nota : Historias del Kronen no
está tan alejada de esto. Solo les faltaba iinternet y las redes
sociales. La juventud no cambia tanto. Necesitan probarse a si mismos y
conocer hasta donde pueden llegar. El problema es que internet es un
eficaz instrumento capitalista, y ahora la muchachada tiene una gran
oferta de enseñarse a sí misma como viste, qué lugares visita, qué
compra y qué vende. El postureo, vaya, del que nadie se libra. Y eso
como siempre tiene un riesgo: ser controlado y que los malos siempre
sepan por donde andas. Apagad el simbolito de ubicación en el móvil,
anda, y sobretodo, no volveros loc@s con los likes en las fotos de
instagram o snapchat. De eso no nos libramos ni los carrozas de
facebook.
Y es interesante como en esta película saben reflejar esa obsesión por
la fama instantánea a golpe de
likes y
followers, la competitividad
absurda pero que tiene un transfondo comercial y económico detrás,
también la mezquindad que da el anonimato en las redes sociales, que nos
hace cómplices de encumbrar o aniquilar a gente que no se merece
ninguna de las dos acciones, y sobretodo, la desprotección de las
personas que no tienen herramientas para saber defenderse o gestionar su
paso por las redes sociales. Hay que estar muy atentos. El capitalismo
te ofrece la falsa libertad de escoger entre muchas opciones, pero no
las herramientas de moverse por un mundo sin apenas reglas. Los adultos
tenemos que aprender a movernos por aquí para saber como proteger o
guiar a nuestros hijos menores de edad.
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