
FAST & FURIOUS 7 es una fiesta. La saga, que desde su cuarta entrega ha evolucionado hasta posicionarse entre el perfecto blockbuster de acción y el cine de superhéroes puro (confirmado en FAST FIVE con la entrada de The Rock en el reparto), en esta ocasión se marca un punto y aparte (o seguido?) en su historia para lucirse como digna competencia de films como LOS MERCENARIOS (de Stallone, y sobretodo de su mejor entrega, la tercera), las más recientes secuelas de MISION IMPOSIBLE e incluso LOS VENGADORES, de la que no tiene que envidiar en épica, espectacularidad y dosis destructivas.
La historia cierra el ciclo (de momento) iniciado en Tokyo en la tercera entrega, brinda una conclusión sin prisas y satisfactoria al personaje de Paul Walker, además de un homenaje mucho más extenso y emotivo que una simple dedicatoria, y la firma de James Wan demuestra su pericia y sus ganas de aplicar a la narrativa del cine de acción hipervitaminado todas las capacidades que el lenguaje visual cinematográfico le permitan, al igual que hizo antes con el muy distinto cine de terror de bajo presupuesto con el que renovó el género, sobretodo en SAW, THE CONJURING e INSIDOUS, y confirmándose como muy digno sucesor de Justin Lin, el realizador que transformó la franquicia y la llevó hasta el lugar privilegiado de éxito que ocupa hoy.

Coinciden en papeles antagonistas varias estrellas del cine de acción de todo tipo. Además de los veteranos en la saga VIN DIESEL y THE ROCK, se incorporan JASON STATHAM, KURT RUSSELL, la luchadora RONDA RUSEY (LOS MERCENARIOS 3) y el tailandés TONY JAA, contando todos con elaboradas y espectaculares escenas para su lucimiento, acorde a sus capacidades. Un disfrute de peli de principio a fin.
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