Siempre me han gustado las paradojas espacio-temporales de los viajes en el tiempo. Son construcciones mentales, modelos matemáticos como los agujeros de gusano, los universos paralelos, la bilocación de un electrón o los quásares. O sea, ficciones que por imposibilidad física no llegan a ser reales todavía. La cuestión, es que en el arte, en el cine sí pueden desarrollarse. Puedes asesinarte a ti mismo en el pasado y no desaparecer, sino vivir otra realidad probabilística. O puedes engendrarte como un gólem de ti mismo. Pero no cuento más, porque corro el riesgo de enviar spoilers a diestro y siniestro.
Predestination, la nueva película de los australianos Hermanos Spierig (¿no será éste un heterónimo de los Hermanos Wachowski a los que se parecen tanto?), me gusta mucho en las magníficas secuencias de charla íntima y personal entre Ethan Hawke y el personaje hombre-mujer de Sarah Snook (actríz australiana increíble), porque van más allá de una película de género fantástico al uso, ya que los personajes tienen mucho cuerpo y profundidad, transmiten la melancolía y la tristeza de un pasado poco afortunado, y vas comprendiendo el proceso de enamoramiento de los protagonistas. Tiene una narrativa sólida y circular, y la estética retro-futurista de la agencia espacial, que tanto me recuerda a Gattaca (no sólo por eso, sino también por Ethan Hawke y cierta nostalgia impresa). Quizá el único fallo que le veo es una cierta cutrez en las escenas de acción cuando el policía del tiempo persigue al terrorista fallido, que le restan credibilidad a la trama. Pero en general, está muy cerca de ser una obra maestra, una doble vuelta de campana a aquellas paradojas que inauguró la clásica e indiscutible Regreso al Futuro.
Predestination, la nueva película de los australianos Hermanos Spierig (¿no será éste un heterónimo de los Hermanos Wachowski a los que se parecen tanto?), me gusta mucho en las magníficas secuencias de charla íntima y personal entre Ethan Hawke y el personaje hombre-mujer de Sarah Snook (actríz australiana increíble), porque van más allá de una película de género fantástico al uso, ya que los personajes tienen mucho cuerpo y profundidad, transmiten la melancolía y la tristeza de un pasado poco afortunado, y vas comprendiendo el proceso de enamoramiento de los protagonistas. Tiene una narrativa sólida y circular, y la estética retro-futurista de la agencia espacial, que tanto me recuerda a Gattaca (no sólo por eso, sino también por Ethan Hawke y cierta nostalgia impresa). Quizá el único fallo que le veo es una cierta cutrez en las escenas de acción cuando el policía del tiempo persigue al terrorista fallido, que le restan credibilidad a la trama. Pero en general, está muy cerca de ser una obra maestra, una doble vuelta de campana a aquellas paradojas que inauguró la clásica e indiscutible Regreso al Futuro.
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