EL TRANSGLACIAL
No es casual que una de las mejores películas de acción norteamericanas recientes, aunque tal vez ni los yanquis se han enterado, sea una coproducción con Corea del Sur. SNOWPIERCER (ROMPENIEVES) se alimenta, aprovecha y refleja con talento, medios y buena fortuna la frescura del cine de ese país. Si bien sus dos horas de metraje son estimables al completo, su tramo final es sencillamente magistral.
Por otro lado, no carece de humor negro, extraña poética ni genuinas escenas de violencia épica y multitudinaria con arma blanca al más puro estilo OLD BOY o THE YELLOW SEA. La premisa de un film de acción en un cambiante espacio cerrado puede recordar a la indonesia REDADA ASESINA (THE RAID REDEMPTION) o DREDD, y por su carácter de fantasía glacial futura se acerca a la más modesta THE COLONY, pero ROMPENIEVES va un paso más allá, cruzando la línea de las grandes distopías, desde 1984 hasta EL SHOW DE TRUMAN (lo digo también por su reparto, sí) y por méritos propios hace innecesaria la tantas veces anunciada adaptación de los videojuegos BIOSHOCK, de la que podría considerarse una muy libre y bastarda versión, si no fuera por su naturaleza de cómic europeo. Al margen de referencias, un film muy recomendable y con una base crítica por desgracia nunca trasnochada, con la presencia, entre un reparto de campanillas, del actor fetiche del realizador de THE HOST que actúa en su lengua natal y de Tilda Swinton que me recuerda a un David Bowie travestido de abuela.
POMPEYA es una coproducción germanocanadiense que rescata y actualiza las fórmulas más clásicas del peplum europeo de proyección internacional. Es un film de buenos y malos, simple, accesible, sin aristas ni complicaciones, un espectáculo visual que se hace breve e intenso salvo en lo emocional. Las múltiples secuencias de acción están muy conseguidas, pero les falta chispa, no ves la rabia en los actores que las interpretan. El veterano Mel Gibson destaca en sus pelis por saber transmitir eso de "yo no quería, pero me has puteado hasta cansarte y ahora voy a vengarme" que aquí falta.
La peli resulta tan clásica y tradicional en su planteamiento y ejecución que resulta previsible a grandes rasgos, algo comprensible dada la naturaleza de su historia, pero recuerda demasiado en lo esencial a un cruze de TITANIC con GLADIATOR, y la historia de amor se ve forzada, aunque se escena final salve esta carencia con puro romanticismo visual.
Veo mucho más carisma en algunos de los secundarios de la cinta más que en los protagonistas, especialmente en la muy breve y siempre eclipsante JESSICA LUCAS, vista recientemente en el remake de EVIL DEAD.
En conclusión, un film idóneo, por su mentalidad familiar de cine de barrio, para proyectar en Semana Santa (da igual que no haya referencias al cristianismo por ningún lado) o en cines de verano.


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