La semana pasada me adentré en un país retorcido, oscuro y enfermo. Si el cine español tenía la mala fama de que sólo trataba de la guerra civil ó de comedietas con tetas, lleva años haciendo saltar por los aires sus propios tópicos, difundidos con politizada mala fe. En realidad, no quiero hablar de lo que me ha parecido el visionado de LA HERIDA, de Fernando Franco, ó de CANÍBAL, de Manuel Martín Cuenca, películas que tratadas de otra manera, dentro de los cánones del "genero", podrían haber traspasado las fronteras de la serie A a la serie B. No podemos olvidar que el cine español siempre ha tocado temas subterráneos (y ahora desearía ser un redactor de las revistas Fangoria ó Sci-Fi con amplia cultura underground), desde Jess Franco a Eloy de la Iglesia, con películas de drogadictos, vampiros, psicópatas y sado a la española.. Pero esta vez, temas como la enfermedad mental ó el transtorno de personalidad y el canibalismo, no se adentran ni en el retrato social lastimero bienintencionado ni en la actualización de un Hannibal Lecter en clave andaluza.. Podrían haber tirado por ese camino, y quizá se habrían quedado en el anonimato, como ahora es fácil quedarse en el cine español, sin medios para distribuirse ni para publicitarse, ni siquiera para tener un hueco en las estanterías del videoclub más cutre salchichero. Recuerdo las películas como Diario de Invierno ó Madre Gilda, del director "en la frontera" y heterodoxo Francisco Regueiro, representante del tremendismo español en el cine. Eran menos internacionales, menos cosmopolitas, no compartían una estética común con otras culturas cinematográficas como ahora ya es natural, pero retrataban fielmente una cierta visión de la negrura hispana. La herida habla de una mujer con un trastorno, pero no se centra en eso. Ella lucha contra los obstáculos, y sobretodo, consigo misma. El loco es un ser que sufre mucho. Se autolesiona como cualquier perturbada de tumblr, pero también busca el amor. Hay un par de escenas líricamente inspiradas, no tan secas, bastante emocionales.
Caníbal, como me contó el otro redactor de esta web, Eiyeljasel, es demasiado seca, fría y larga. Coincido en que le sobran 20 minutos, pero me parece la mejor cinta del director, y más compleja de lo que parece. Se podría hacer un análisis antropológico de los personajes y sus relaciones. El caníbal que fagocita lo foráneo, lo extranjero, que intenta destruirlo cuando se siente irremediablemente atraído por él. la represión religiosa, los símbolos de lo tradicional inmutable.. Además del mito de la Bella y la Bestia, de la Sombra en el hombre y en la mujer (las gemelas como representación de las dos caras simbólicas de lo femenino) etc..
Eso sí, no debemos olvidarnos del gran trabajo realizado por los actores Marian Álvarez y Antonio de la Torre, que hacen una labor de creación y compòsición alucinantes en sus respectivas películas.
Los personajes desviados dan mucho juego en el cine. Y España no se sale de la norma común del tipo desequilibrado europeo..


Caníbal, como me contó el otro redactor de esta web, Eiyeljasel, es demasiado seca, fría y larga. Coincido en que le sobran 20 minutos, pero me parece la mejor cinta del director, y más compleja de lo que parece. Se podría hacer un análisis antropológico de los personajes y sus relaciones. El caníbal que fagocita lo foráneo, lo extranjero, que intenta destruirlo cuando se siente irremediablemente atraído por él. la represión religiosa, los símbolos de lo tradicional inmutable.. Además del mito de la Bella y la Bestia, de la Sombra en el hombre y en la mujer (las gemelas como representación de las dos caras simbólicas de lo femenino) etc..
Eso sí, no debemos olvidarnos del gran trabajo realizado por los actores Marian Álvarez y Antonio de la Torre, que hacen una labor de creación y compòsición alucinantes en sus respectivas películas.
Los personajes desviados dan mucho juego en el cine. Y España no se sale de la norma común del tipo desequilibrado europeo..




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