En la segunda mitad de los años 80, cuando aún era un niño, acudía semanalmente varias veces al centro comercial cercano a casa, en las afueras de la ciudad, con mi madre y mi hermano mayor para hacer la compra. Una tarde, remoloneando por las secciones de discos y libros, encontramos un buen montón de comics de saldo que habían aparecido de la nada. Eran muchísimos, de grapa, y tenían unas llamativas portadas, todas tituladas JUDGE DREDD. Valía unas 50 pesetas o así cada ejemplar, y tras ojearlos y ver lo mucho que molaban nos pusimos afanosamente a buscar el primer número. Parecían estar todos, así que engatusamos a nuestra madre para que nos comprara algunos ejemplares y nada más llegar a casa los devoramos. Ahí descubrimos que el JUEZ DREDD patrullaba la futurista Mega City Uno en los tebeos desde los años setenta (menos de diez años antes entonces), y la primera aventura suya que leímos fue el cruento enfrentamiento con el Juez Muerte de un universo paralelo donde la propia vida era delito. La violencia y el humor negro que llenaban aquellas viñetas nos arrastraron al centro comercial demasiado a menudo con cualquier excusa para gastar nuestros escasos ahorros infantiles y la paciencia de nuestra madre que finalmente cedía sin demasiado esfuerzo en comprarnos poco a poco más y más de aquellos números de un tebeo que nos abrió la puerta a otro mundo dentro de los cómics.
No éramos nuevos en lo de los tebeos. Igual disfrutábamos con una reedición barata del GUERRERO DEL ANTIFAZ censurada a la que añadíamos con boli rojo la sangre que tanto echábamos en falta en sus viñetas de blanco y negro como con los inevitables MORTADELOS o un surtido variado de los héroes Marvel, algo (poco) de DC de lo que Zinco entonces editaba (también responsables de aquellos cuadernillos del Juez Dredd)
y la ventana a otros comics diferentes, más adultos, que eran revistas como ZONA 84 y CIMOC, entre otras. Y muchas más, como los disparatados héroes británicos ZARPA DE ACERO, MYTEK, KELLY OJO MÁGICO, etc..
Pero el Juez Dredd fue uno de nuestros favoritos, era distinto a todos los demás. Más potente y contundente en todos sus aspectos. El estético, el mordaz, el violento, el original, y parecía formar parte de un particular universo que nos descubrió la existencia de la editorial inglesa 2000 A.D., responsable también de DAN DARE, STRONTIUM DOG, ROBO HUNTER, etc.. Resultó que en aquellos cuadernillos de saldo del centro comercial había algunas de las historias más importantes de la historia del personaje, algunas de las cuales sirvieron de base para el film que en el 95 protagonizara Stallone. Eran aventuras como EL REGRESO DE RICO, LA TIERRA CONDENADA, EL DIA EN EL QUE LA LEY MURIÓ o la GUERRA DE BLOQUES.
Durante los 90, aparte del entrañable y fallido film JUEZ DREDD de Stallone, me reencontraría brevemente con el duro protector de Megacity uno en algún álbum editado por Norma de la etapa americana del personaje, donde compartía protagonismo con Batman nada menos, dibujados ambos por el gran y adecuado Simon Bisley. Leería más de John Wagner y Carlos Ezquerra, creadores y responsables de buena parte del personaje en otras obras suyas como la también futurista y nihilista SOLO UN PEREGRINO de Garth Ennis, otro antaño habitual del Juez.
Y ahora llega una nueva película, espero que esta vez puede que la primera de muchas
con DREDD de protagonista. Su sencillez,que huye de la lógica grandilocuenzia de su precedente me gana. Un solo escenario, apenas dos jueces, una intensa jornada de entrenamiento y evaulación de la novata Juez Anderson a cargo de Dredd. Y ya está. Ni más ni menos. Pero el argumento perfila exactamente lo importante que hace que nos interese lo que vemos. La complementaria antítesis entre Anderson y Dredd, tan irrenunciable como en Mulder y Scully para que nos conmueva razonablemente lo que les ocurre. Buenos personajes. Un Dredd tan hierático como es de esperar, pero que nos cae bien y nos inspire algo de compasión. Y Anderson compensando la aparente falta de humanidad de Dredd con una mirada totalmente diferente de su trabajo vocacional de agente de la ley en la megalópolis. Una ciudad gigantesca de apariencia más creible y en principio realista, casi contemporánea, que a la visión del film de los 90 e incluso que muchos de los cómics del personaje, pero por eso con un enfoque decididamente acertado. Una villana a la altura, cosa importante en este género, interpretada por Lena Headey, y una violencia sangrienta que le vale la calificación para mayores de 16 años que recuerda sin rayar la excelencia a la que Paul Verhoeven imprimió al recordado ROBOCOP, inspirado en DREDD y a punto de ser revisado también por Hollywood. Incluso la modestia y economía de aspiraciones del film me parecen un acierto, de la anterior sólo echo en falta la DREDD SONG que interpretó Robert Smith.DREDD es la ley.
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