
MONSTERS es un deliciosa curiosidad, una peli de producción independiente con una estructura prácticamente improvisada apoyada en una premisa original, tan mínima como sólida, que rezuma una poética atmósfera. Sus responsables la definen como una road movie romántica con monstruos acertadamente, si bien el titánico y laborioso proceso de montaje y postproducción deja el film más cojo en algunos de esos elementos que en otros, algo natural teniendo en cuenta sus peculiaridades, pero por ello también la historia de amor resulta creíble por sencilla y realista (en un entorno postapocalíptico). El film de monstruos es tan alegórico y crítico como suele serlo el buen cine humanista de ciencia ficción de serie B (yo imaginaría que casi sin proponérselo), y el elemento aventurero de tono documental de película de viajes es seguramente el más conseguido. A ello ayuda sin duda esa centroamérica babilónica, cercana, universal y alienígena, poblada por unos no-actores improvisados asombrosamente convincentes (ojo, como señala el director, a la improvisación del señor que interpreta al vendedor de los billetes del ferry de la zona infectada, que es en realidad el encargado de un bar cercano al lugar). Es su condición de cine rabiosamente independiente de vocación global y mestiza la que le confiere un encanto especial, potenciado por una forma certera y sobria, tan efectiva como efectista de emplear unas ilusiones digitales impecables con medios domésticos.
En este caso ver el film en versión original es casi imprescindible dado que los diálogos pasan continuamente del ingles al español con una naturalidad repleta de matices. Lo mejor de su comentadas escenas finales es que deja con ganas de seguir más a su pareja protagonista a ambos lados de la frontera.
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