
PIRAÑA, el remake, es un divertimento con intensas dosis de gore y deshinibiciones, un entretenimiento festivo y superficial, necesario y adecuado en un producto veraniego de estas características, e incluso a reivindicar en su justo tono por la fuerte ola de conservadurismo que nos invade, provocando que directores de festivales reputados como el de Sitges sean perseguidos por proyectar filmes de ficción premiados internacionalmente.
Por el contrario y pese a las molestias que pueda ocasionar, quizás no deje de ser buena noticia (o al menos curiosa) que en mi ciudad no haya salas de 3D donde proyectar PIRAÑA porque están ocupadas con TORRENTE 4.
El reparto de PIRAÑA tiene ecos de cine ochentero, contando en su inicio con Richard Dreyfuss abriendo los créditos iniciales (las pirañas acabaran lo que empezó el tiburón de Spielberg hace como 30 años), y con la hermosa Elizabeth Sue reencontrándose con Christopher Lloyd (ejerciendo como siempre de científico loco) brevemente tras coincidir ambos en la ya clásica trilogía de REGRESO AL FUTURO. Además Dina Meyer pasa por allí para incluir a estos bichacos prehistóricos en su currículum de muertes a manos de alienígenas, asesinos y murciélagos mutantes en films de serie B que ella siempre engrandece.
La modelo Kelly Brook y la actriz porno Gianna Michaels entre otras, ejercen de sirenas de aguas calientes y sangrientas para regocijo del público masculino, con una carnalidad capaz de empachar a más de una piraña.
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