La tercera película de Bahman Ghobadi, "Media Luna", me pareció una gran comedia musical, y las peripecias de aquellos músicos kurdos encerrados en un autobús en busca de la Muerte, adquiría tonos casi mitológicos. En las películas de este autor kurdo-iraní flota siempre un trágico destino fatalista, un deus ex-machina, que en vez de salvar a los personajes, los destruye, o los sume en un momento más oscuro.
Creo que "Nadie sabe nada de gatos persas" es una obra menor, pero coherente con la trayectoria de este director. La música es omnipresente, se ve la influencia de occidente, del rock, del hip hop, del pop indie británico en los jóvenes persas, y como éstos utilizan garajes, subterráneos, azoteas, locales siempre clandestinos, hasta pajares en granjas de las afueras de Teherán para poder hacer su música en libertad. Quizá, lo mejor para mí, son aquellas escenas tragicómicas, protagonizadas por el pícaro charlatán que organiza la movida, cuando intenta convencer al juez para que no le meta en la cárcel, y lo logra con su portentosa labia, en un alarde del mejor cine neorrealista, o cuando se entrevistan con el viejo mafioso que les puede proporcionar pasaportes falsos para huir de Irán, o esa escena violenta en la que un policía le arrebata el perro de la mano de la chica protagonista, porque está prohibido llevar perros dentro de automóviles, ya que en el islam radical, el perro es un animal tan impuro como el cerdo. Y es curiosa la "rave" ilegal en un edificio del extrarradio, donde la gente bebe alcohol, algo casi imposible de encontrar en Teherán. Contemplas la libertad de la juventud estallar por todas partes, inundándolo todo a pesar de la losa represiva y autoritaria del régimen de los ayatolás, sistema monolítico que más pronto que tarde, desaparecerá.
En algunos puntos me recuerda a HABANA BLUES, pero mientras en ésta no se veía la presencia intolerante del régimen castrista, sólo la pobreza y las ansias de irse fuera de la isla para progresar, en "Nadie sabe nada.." se intuye y se aprecia la sombra brutal de la dictadura y el abuso.
Películas como esta tienen el valor de enseñarnos como vive una parte de la juventud iraní, nos enseña algo de aquella sociedad, para que nunca podamos decir que No sabemos nada de gatos persas.
**Enlace al artículo sobre la presencia en youtube de los intentos espontáneos y libres de expresión de los iraníes para mostrar al mundo la represión del régimen**
(DEBEMOS DECIRLES QUE NO ESTÁN SOLOS Y QUE LES APOYAMOS)
Nota: Casi sin decirlo, habla de la situación de las mujeres en una sociedad como la de los ayatolás, pues uno de los personajes más activos, sin apenas hablar, es el de la chica protagonista, siempre presente (y acompañada por su novio) en los ensayos de los grupos. Ella es la que conduce, su novio es el que plancha, ella es la que arranca la acción visitando (sola por fín) el estudio de grabación. Una cosa muy curiosa en la que me fijé. Ningún hombre la toca, excepto su novio, nisiquiera para saludarla.
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