

CREPÚSCULO, al margen del fenómeno literario y social-comercial que ha generado, es una película simpática, sencilla y modesta en sus aspiraciones, lejos de sagas más barrocas como las de 
Harry Potter o 
Narnia. Una realización ágil de tono más 
indie que de cine publicitario en la narración de personajes especialmente 
creíbles como 
postadolescentes y vampiros apolillados es la gran baza para que el 
film resulte dinámico, acertado y entretenido. Es una frescura que podría peligrar para las secuelas por venir.  A mí me recuerda a El Pequeño Vampiro, la serie de 
tv inspirada en los mismos relatos que el 
film posterior, con esas visitas de la humana 
Isabella a la familia de vampiros amables que le preparan la cena y juegan al 
béisbol bajo la tormenta como una atractiva familia 
Monster.
 
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