


No sé por qué, siempre me han atraído las películas que hablan sobre grupos terroristas europeos o aquello que lo ha inspirado a nivel de ideología, como "El silencio tras el disparo", de Volker Schlondorff, "El año de las armas", "Heaven", "Munich", "A Ciegas","Noviembre", etc.. En este caso, se trata el tema del secuestro del líder de la Democracia Cristiana, Aldo Moro, por las Brigadas Rojas a finales de los setenta en Italia.
Me ha gustado porque radiografía el sentir italiano, su religiosidad católica contradictoria, y porque muestra sin censurarse como los grupos terroristas violentos de ideología marxista-leninista ó maoísta fueron tan parte del sistema como la democracia formal de partidos. Quiero decir, luchando contra ellos, el sistema se refuerza y se reafirma. Los terroristas, al matar a líderes políticos relevantes, los hacen mártires de la democracia, y ésta, mediante los medios de comunicación, crea una adhesión emocional hacia el asesinado que deslegitima toda pretensión política o ideológica de los terroristas. No pone a un sistema maniqueísta ni orwelliano por una parte ni a terroristas psicópatas por la otra. Todos son personas con sus motivaciones, errores y defectos. Pero se posiciona en el hecho de que toda violencia es inútil, no lleva a nada. La vida humana es sagrada, y la libertad individual está por encima de ideologías, sean comunistas radicales o demócrata-cristianas. El sistema se retroalimenta de esos muchachos descarriados a los que aniquilará sin piedad, el sistema usará a las víctimas como mártires (qué bien sabemos esto en España)y el terrorista realiza lo que ya de alguna manera, está en el aire, materializando una protesta, una rebeldía, un camino equivocado etc..
Es un tema sangrante y que no se ve objetivamente desde nuestro país, porque aún vivimos directamente este problema. Es una película recomendable para los que apoyan a los etarras tanto como a los que los llevarían al paredón, que somos casi todos.
Lo que es verdad, es que quien busca una tercera vía, el que es tachado de equidistante, véase el caso de un Julio Médem con su La Pelota Vasca, es lapidado sin piedad por los guardianes del sistema, los mismos que, de un lado o de otro del espectro político, utilizan a los terroristas como interlocutores válidos, como miembros del sistema, como coartada para esconder sus propias miserias. ETA sigue siendo útil en España, quizá por eso sigue existiendo. Quizá, a pesar de nuestro asco y nuestra repulsa, sean ellos los ejecutores de nuestra escondida mala leche, y como le espeta Aldo Moro a uno de sus secuestradores, "-Voy a ser ajusticiado por la Guardia Republicana Fascista".
Todo fascista es un enamorado de la muerte, un nihilista, un aniquilador. Todo lo que representa la Vida, la feminidad, la alegría, y que está en la protagonista, actríz fabulosa y expresiva, y que se niega la normalidad de sus dulces 20 años, que aquí se tornan oscuros como la noche.
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