Buried es la historia de un subcontratado, un mercenario civil transportista que como casi todos nosotros, trabaja por dinero. Claro, que la desvinculación emocional del sistema para el que curras no te libra de ser su víctima, el sujeto que padece la historia. Como en "Demian", de Herman Hesse, se cuenta como al final, el indivíduo es una pieza no ajena al devenir colectivo y a las tragedias históricas.
Mantiene el suspense y la intriga en casi todo momento, quizá haya unos cuantos vacíos e incongruencias que puedan pasarse por alto, y en realidad, hay que valorar el mérito de los autores para entretener durante casi hora y media con la limitación de un tío metido en una caja, al que apenas se ve con claridad en toda la película.
Ryan Reynolds hace una buena actuación, puedes sentir su ansiedad y agonía en esa situación, y su impotencia ante la odisea de no poder contactar con personas que realmente puedan y quieran ayudarle. Te sientes como el típico cliente que quiere contactar con alguien que le resuelva su problema en cualquiera de esas terroríficas compañías telefónicas, y que te van derivando de un teleoperador a otro, sólo con la diferencia que en este caso te estás jugando la vida. Esa deshumanización del ser humano, que es sólo un número, un estorbo en la maquinaria empresarial, tan unida a la maquinaria política en EEUU y ya en nuestros países europeos, es la que nos acaba eliminando. Y sólo nos queda el Youtube para que perdure el rastro de lo que fuimos.
Comentarios