Este nuevo CONAN EL BÁRBARO es tan entretenido como olvidable. Eso hará que el tardío aunque siempre oportuno y esperado regreso de la franquicia del cimmerio genere intensos rechazos al menos entre los que han situado sus expectativas a la altura del recuerdo del estupendo film de John Millius (que no de sus inferiores secuela y spin off) o a la de los mejores cómics clásicos y actuales de las aventuras del bárbaro.
El desenlace, de nula intensidad, tampoco ayudará a un buen sabor de boca, pero siendo justos y olvidando referencias pasadas la peli se deja ver, y en algunos momentos creemos estar ciertamente en la era Hyboria de pictos, ladrones y brujos, de una crudeza violenta necesaria y estética, mientras que en otros solo nos distraeremos con un film de acción farragosa y poco lucida, estilizada a ratos.
Más que necesitar comparaciones odiosas con sus filmes precedentes, es mejor situarla entre películas inferiores del género, que fueron la mayoría en los 80, engrandecidas por el paso de los años en el recuerdo como las modestas y encomiables EL SEÑOR DE LAS BESTIAS y ATOR EL PODEROSO, o la posterior KULL EL CONQUISTADOR, para que el actual Conan gane en dignidad.
Pese a lo plano y poco interesante de personajes y situaciones, no está mal perfilado el origen y personalidad de este Conan, con guiños a historias de los cómics que jamás se plasmaron en los films anteriores.
Entre las virtudes de la historia destacarían Ron Perlman, y toda la primera mitad de la película aproximadamente, por su contundencia, y entre lo más lamentable desperdiciar a una buena actriz y morbosamente atractiva (además de preparada para escenas de acción compleja) Rachel Nichols en un papel flojo como pocos. Aún así, el film trata de equilibrar a medias la mojigatería reinante en materia sexual en el cine actual de Hollywood (el de mayor presupuesto) y no desagrada del todo, al contrario, y espero que genere posibles continuaciones que puedan mejorar el nivel de las nuevas aventuras del aventurero asesino.
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