No he visto la anterior película de Roberto Santiago, "El penalti más largo del mundo", pero ésta de la que voy a hablar, me confirma que el realizador es un digno continuador de la saludable y reinventada comedia española. Es un terreno conocido para el espectador, porque reúne todos los elementos y lugares comunes de la comedia berlanguiana y de otros sainetes filamdos de los 60, además de un buen trabajo realizado por los sempiternos secundarios del teatro, cine y televisión, que bien dirigidos, logran muchos momentos de diversión.
Quizá, como he leído en algunas críticas, le falta un poco más de imaginación y humor negro, ya que el tema da para crueles situaciones, peros se deja ver, sobretodo por los personajes creados por los actores Cristina Alcázar (en la foto), Luís Calleja, Juanma Cifuentes y Joan Dalmau.
Siento decir que los protagonistas Fernando Tejero y Lucía Jiménez tienen una química nula, nada creíble su relación pseudoamorosa. Tejero, aunque tiene oficio y carisma, no hace una buena interpretación, sus tics recuerdan demasiado al personaje famoso de Aquí no hay quién viva, y Lucía Jiménez vuelve a repetirse en personajes de chica mala inquietante. El personaje que más me hizo reír, y que era más conmovedor está interpretado por Cristina Alcázar, actríz alicantina, colaboradora en el programa D-Calle de la 2, entre otras cosas. Dará que hablar esta mujer.
También le falta un poco de chispa y de ritmo a esta comedia, a veces las situaciones van más lentas de lo deseable para lograr hacer reír, pero en general, películas como éstas deben seguir existiendo en nuestro cine, porque al igual que la comedia italiana o francesa, es un género en el que los españoles somos los maestros.
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